Las situaciones que vamos viviendo en nuestras vidas cada día no son tan
reales como pensamos, es decir no sabemos en verdad como son las cosas, más
bien solo la observamos o la interpretamos. Cuando contamos a otros lo que nos
pasó no contamos en realidad las cosas como sucedieron sino más bien como las
interpretamos, utilizando nuestros sentidos como bastón, brújula y medidor y
así creamos nuestra propia historia. Uno no habla de lo que ve, sino que ve solo aquello de lo que puede hablar.

Porque digo que no sabemos en verdad como son las cosas, pues bien tenemos
varias limitaciones que van desde lo biológico, el lenguaje, la cultura hasta la historia
personal, que son generalmente los filtros que utilizamos casi de manera inconsciente
cuando observamos alguna realidad externa. Entonces lo que condiciona nuestra observación
somos nosotros mismos, nuestros filtros personales. Para cada uno de nosotros, estos filtros
son totalmente diferentes, pues cada uno tiene su historia personal, procedemos de
diferentes culturas, cada uno tiene un lenguaje determinado al lugar donde nace
y ni que decir de las limitaciones biológicas o físicas que poseemos. Podemos
decir entonces que no vemos las cosas como son, más bien vemos las cosas como
somos.

Si cambiamos nuestro enfoque, si expandiéramos nuestra forma de ver las
cosas, y no nos cerráramos en creer que nuestra interpretación de las cosas es
la verdad absoluta, si pudiéramos amalgamar nuestra visión con la de los demás,
tendríamos una versión más certera de lo que está pasando y podremos jugar un
papel activo en el diseño de ser lo que quisiéramos, o en lo que nos gustaría
convertirnos.
Nadie tiene un ser fijo, estamos en un proceso constante de cambio, de
inventarnos y reinventar nuestro ser. Esto nos da el poder para cambiar las
cosas, cambiar nuestras vidas. Pues si cambiamos la forma en que vemos las
cosas, modificamos nuestro lenguaje y formas de actuar estaremos cambiando
nuestra realidad.

Así que empecemos a romper nuestros propios esquemas mentales, atrevámonos a
mirar desde otra perspectiva, cambiemos nuestro lenguaje, comencemos a hablar
de cosas positivas, de ver lo que tenemos, valorarlo y agradecerlo y no
centrarnos solo en lo que nos falta, seamos lo suficientemente humildes para
aceptar el punto de vista de los demás y no cerrarnos en nuestra forma única de
ver las cosas, y estaremos viviendo una vida totalmente diferente a la actual, así
nos acercaríamos un poco más a la vida que nos gustaría vivir, y nuestro mundo sería más libre y feliz.
Recuerda el ser exitoso lo determina cada uno.
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